Mis días se han vuelto hacia la esperanza, frente a la incertidumbre
Quizás tus letras que emocionan mi corazón enamorado
No han vuelto aparece, no me has dado mas vida,
Y la noche se acerca y el corazón tiembla de frio y soledad.
Quizás pienses que por no escribirte te he olvidado,
Pero no puedo olvidar el alma dentro de mi cuerpo,
Tampoco la sangre que da sustento y alimento al corazón
Eres una persona difícil de olvidar, pues te recuerdo
En cada instante que vivo y quesera compartirlo contigo,
Quisiera que fueras la alegría que tengo escondida
Que fuera la luna que aparece luminosa,
El calor que por las noches invade mi cuerpo.
Seria iluso el quererte olvidar, pues te pienso desde tiempo,
Cuando tú no me hacías en el mundo ya te soñaba,
Ahora que te encontré, poco a poco estoy aprendiendo
Una nueva forma de amar.
En estos días, donde todos piden un deseo,
Pediré a Papa Noel, un regalo especial:
Que retraiga un abrazo y beso tuyo y con ello
La felicidad de la vida y una alegre navidad
LENNOX
RECORDANDO TU ENOJO
Recordas aquella vez
Que te entregue un poema de Benedetti
Y vos reñiste porque gustabas de Neruda,
Salvó nuestro enojo Cesar Vallejo, e hicimos el amor
Con aquel poema de Ernesto Cardenal.
El gusto por tus poetas parnacianos, me sonó extraño,
Sin embargo la forma de pronunciarlos me éxito bastante,
Hasta podía jurar que me llevaste de paseo a Grecia y Roma;
Pero yo te convide en susurro a Latinoamérica, donde vivimos
En el asiento trasero de un viejo camión, un poema.
Después vinieron los despueses y tuvimos que despedir la noche
Cuando en la montaña se ocultaba la luna y aparecía el sol,
Sol maravilloso de tus ojos, candentes y vivaces, queriendo salir
Por el escote de tu blusa, antes de tirarnos al mar. Para amarnos
Entre olas blancas y poemas de Neruda; era nuestra Isla Negra.
Claro esta que tú no eras, Matilde Urrutia,
ni yo Benedetti, tampoco Neruda, ni nos caso Ernesto Cardenal
y no por eso nos angustiamos como Vallejo.
Tampoco me pertenecías, ni eras de mis versos,
Pero la noche nos hizo dueños de todo la creación entera
En aquella playa sin nombre y con tantos poetas,
Y sueños por escribir, que hoy solo me hace recordar,
Tu primer enojo.
LENNOX
Que te entregue un poema de Benedetti
Y vos reñiste porque gustabas de Neruda,
Salvó nuestro enojo Cesar Vallejo, e hicimos el amor
Con aquel poema de Ernesto Cardenal.
El gusto por tus poetas parnacianos, me sonó extraño,
Sin embargo la forma de pronunciarlos me éxito bastante,
Hasta podía jurar que me llevaste de paseo a Grecia y Roma;
Pero yo te convide en susurro a Latinoamérica, donde vivimos
En el asiento trasero de un viejo camión, un poema.
Después vinieron los despueses y tuvimos que despedir la noche
Cuando en la montaña se ocultaba la luna y aparecía el sol,
Sol maravilloso de tus ojos, candentes y vivaces, queriendo salir
Por el escote de tu blusa, antes de tirarnos al mar. Para amarnos
Entre olas blancas y poemas de Neruda; era nuestra Isla Negra.
Claro esta que tú no eras, Matilde Urrutia,
ni yo Benedetti, tampoco Neruda, ni nos caso Ernesto Cardenal
y no por eso nos angustiamos como Vallejo.
Tampoco me pertenecías, ni eras de mis versos,
Pero la noche nos hizo dueños de todo la creación entera
En aquella playa sin nombre y con tantos poetas,
Y sueños por escribir, que hoy solo me hace recordar,
Tu primer enojo.
LENNOX
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