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SIMILAI; Una historia de desamor y nostalgia.

Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
PABLO NERUDA


Al leer esta ultima edición del maestro José Fausto, me quedan por los rincones del alma, algunas notas de nostalgias que quieren escabullirse hacia las canciones de José Alfredo, cuando el compositor y poeta Guanajuatense, pregunta: porque se fue………….la historia de estos encuentros y desencuentros de Cecilio con Similai, tiene ese sabor a campo, a dolor, a pasión , a viñedo, a flor de naranjo, a albahacar y la ligereza de una liebre orejona, pisoteando la noche, para amarrar el corazón antes que se desangre por completo y vender los animales para tener dinero e ir en busca de la mujer amada.

Pero también tiene ese sabor a Miguel Hernández, a los versos de aquel poeta campesino, que contemplaba maravillado el campo y las estrellas, la lluvia, las propiedades de las hierbas, los ritos de la fecundación de los animales, la ordeña y que luego, enviaba a su amada Josefina, en un poema.
Entre Miguel Hernández y Cecilio, hay un símil, cuando el referente al amor de la hembra, está ligado al alumbramiento de la naturaleza en sus flores, en la renovación de la tierra, en la forma de recordarla y esperar un par de hijas, mientas se abre una brecha entre los breñales, con el corazón en un puño; preparando la tierra para el barbecho, o se hace un canal para riego.

Que triste es la tristeza de Cesar Vallejo dijo alguien y que profunda es la alegría del querer, cuando nos deja el dolor como tatuaje, que no lo curara ni el alcohol, ni los bandoleros que quieren acabar con nuestra vida, ni la pasión de otra prostitutas, ni el cobijo de nuestra madre, como tampoco el amor inmensurable de la Nana Viviana. El dolor se cura, se reproduce y transforma, solo con nuestra putilla, aquella, que arrancamos de un burdel y llevamos a casa, semejante al acto de Cecilio con Similai.
Al leer la historia de amor y desamor que encierra esta nueva producción del maestro Fausto, quede maravillosamente sorprendido, un relato fresco, diferente a los otros que había leído………….. (Y mira que he leído gran parte de su producción y ensoñación)

En esta historia de amor, me gustò acompañar por la memoria y reflexión al abandonado Cecilio, vivir su dolor, sus interrogantes, esa forma victoriana, de seguir “sus pasos, su caminar, como lobo en celo desde su hogar, con la puertas abiertas de par en par” buscando el menor indico del amor, en un trago de ron, en una barca, en la furia de encontrar esa persona que dejo enfriar nuestra cama, para irse al mundo, que al final la despreciaría, porque la tierra solo tiene un sol que la caliente y el cielo muchas estrellas y ella solo tiene a Cecilio, que le entrego todo sin pestañar, desde el aroma del jardín. El puño de tierra húmeda, el vuelo de la mariposa por encima del ester coladero, hasta nublar la vista, solo por el calor de sus pies y sus pechos.
Me parece que al leer este relato de encuentros y desencuentros, nos involucramos en la pasión del personaje, nos solidarizamos con su dolor, con la libertad de Similai, con la orfandad de sus hijas, con la hermosura de los paisajes campiranos, con la angustia de los trabajadores que tiraron las vías del tren y lloraron borrachos de dolor por un amor a las afuera de cualquier antro, nos involucramos y solidarizamos con la razón y motivos de los indios tozudos, perseguidos y exterminados del paisaje.

Se siente empatìa con todas las imágenes que recuerda el personaje, que nos narra y “obliga” a no dejar la lectura para ver en que termina la historia y saber lo que sucederá con ELLA, con EL. Si encontrará a alguien que la ame mas que Cecilio, o sucederá como en el poema de Ernesto Cardenal, donde finalmente los dos pierden, pero los costos del amor recaen siempre en el ausente, ya que en un desencuentro, los dos pierden, pero uno pierde mas que el otro, ya que Cecilio podrá amar a otras, como amaba a Similai; pero nadie amara a SIMILAI, como la amo Cecilo, de tal forma que en este desencuentro, ella es la que pierde mas.

Si la historia de amor, que nos narra Fausto en esta entrega, se hubiera dado en la ciudad, quizás no la estuviéramos comentando, cantando y celebrando en este 2 de octubre. Aunque a decir de Gilberto Guevara Niebla, en su libro 1968, largo camino a la democracia; la gesta estudiantil fue una fiesta, que José Revueltas convirtió en relatos poéticos y los jóvenes de aquel tiempo en revolución contra las estructuras autoritarias en la sociedad; pero, tampoco seria una historia de amor para contarse, ni leerse, ni vivirse; porque ya sabemos que “las distancias apartan las ciudades y las ciudades, destruyen las costumbres”. Sin duda Cecilio, hubiera encontrado una mesa en cualquier cantina y al son de la que se fue, se le hubiera acabado la fuerza de su mano izquierda, y en el ultimo brindis de un bohemio, hubiera olvidado el olor de Similai, sus besos tan deseado y terminado en un camastro de cualquier hostal, como se olvida en la ciudad, cuando un clavo saca a otro clavo.

Finalmente, que mas podemos esperar de un tipo como Cecilio, nacido en el campo, entre estiércol, puro y vino, atado a la tierra y sus manifestaciones, alguien que vive una relación amorosa con la tierra, con la parcela, con los loros, con los becerros, con el aire; que le sacaba diversión a la naturaleza y disfrutaba a retazos la alegría de los pájaros, sin codicia por los ojos de la naturaleza, que se movían por todas partes del mundo.

Este amor campesino, mas allá de las reformas al articulo 27, pero más acá de las canciones de José Alfredo y contiguo a la inspiración de los poetas latinoamericanos, con quienes crecimos y nos permitieron ver la luz al final del túnel en una noche cualquiera de un abandono Similar,
Es por eso que hoy queremos recitar junto a Neruda, una copla por SIMILAI. No por su abandono, no por los recuerdos, no por la penas. Sino, una colpa por el amor que nos trajo, sin el cual, nuestro corazón estaría triste de no haber amado y la vida misma, no tendría sentido y la nostalgia no hubiera echo posible, contar esta historia.

UNA COPLA POR SIMILAI.

Similai,
En esta noche oscura de tu abandono,
puedo escribir los versos más tristes,
Escribir por ejemplo, que los perros ladran los pasos de tu abandono.

Que el viento empujo la penumbra de la tristeza, levantando tus alas,
y te fuiste como se van las golondrinas,
reventando con su aleteo el viento.

Yo la quise y a veces ella también me quiso.
En noches como esta, me pidió, que no la dejara,
que la besara lentamente, como la noche al día;
cuando atraque su corazón….o su pulmón.

Ella me quiso, a veces yo también la quería,
como no amarla si fui yo quien la rescató,
del ladrido de los perros ebrios, y la babaza de los coyotes,
del lodazal de los bribones y las prostitutas fáciles.

Pudo escribir los versos más tristes esta noche,
Pensar que no la tengo, sentir que la he perdido.

Ver alzarse el sol brillante por la mañana
Y caer altivo, presuntuoso por las tardes,
Mientras va por ahí sin comer y sin sandalias,
Yo la espero junto al fuego y la busco por antros y burdeles.

La noche esta estrellada y ella no esta conmigo,
Yo la busco, Junto al aire que corre temprano, en los campos mojados;
y los tianguis que venden mujeres fáciles.


Ya no la quiero es cierto, pero cuanto la quiero
¡Quiéreme! Me dijo aquella noche y la ame
¡Quiéreme! Me pidió aquel día y así fue,
¡Protégeme! Insinuó y así lo hice.

Mi corazón la busca y ella no esta conmigo,
Ya los manzanos enanos comienzan a florecer,
La misma flora viste sus mejores galas,
Y nuestros nombres, siguen colgados en el tiempo y la nostalgia

Ya no la quiero es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor y es tan largo el olvido.




LENNOX






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